Primero fueron las bolsas de plástico para la compra. Luego pajitas y tazas. Ahora, las últimas víctimas en caer bajo el impulso de la Ciudad de México contra los plásticos de un solo uso son los tampones y las mujeres de la capital.

Desde principios de año, la capital mexicana ha prohibido la venta de los productos menstruales hasta que sus aplicadores de plástico sean reemplazados por materiales más amigables con el medio ambiente. El gobierno de la ciudad dijo que la decisión era una parte clave de la agenda verde que ha seguido desde que asumió el cargo hace dos años. Sin embargo, ha tomado por sorpresa a muchas de sus 5 millones de residentes femeninas cuando los productos sanitarios desaparecieron de los estantes esta semana.

Lillian Guigue, directora general de regulación de impacto y regulación ambiental del Ministerio de Medio Ambiente de la ciudad, insistió en que la prohibición se había anunciado con mucha anticipación como parte de la agenda de política verde de Claudia Sheinbaum, la primera alcaldesa de la ciudad y científica del cambio climático.

Guigue dijo que había estado negociando con los productores, pero Covid-19 estaba ralentizando su capacidad para reformular los aplicadores sin usar plástico. Hasta entonces, “todos tenemos que aportar nuestro granito de arena. . . si no hacemos un esfuerzo con los productos que consumimos, estamos destruyendo no solo nuestro futuro sino el de todas las generaciones posteriores ”, dijo al Financial Times.